Nuestras Creencias
Perseveraban en la doctrina de los apóstoles
Declaración de Creencias
La Iglesia de Cristo afirma las siguientes verdades doctrinales fundamentadas en las Sagradas Escrituras. Sin embargo, están exentas todas aquellas declaraciones que no tienen sustento en las Escrituras, como "artículos de fe", "confesiones de fe" o "catecismos".
- Creemos en la existencia de Dios infinito, inmutable, eterno, creador, sin principio ni fin. La existencia de Dios en tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en igualdad de esencia, y funciones distintas (Deuteronomio 6.4; Mateo 28.19; 1 Corintios 8.6; Juan 16.8-11; Hechos 5.3, 4; 1 Corintios 6.19; Hebreos 10.29).
- Creemos en la plena deidad de Cristo, su preexistencia, encarnación, muerte, resurrección, ascensión, exaltación y entronización con el propósito de redimir y restaurar la comunión del hombre con Dios a través del Evangelio (Isaías 7.14; 9.6, 7; Miqueas 5.2; Mateo 1.16; 18-25; Lucas 1.27, 35; Juan 1.1-3; 14; Colosenses 1.5, 16; Hebreos 2.14, 17).
- Creemos en la plena personalidad y deidad del Espíritu Santo, su obra permanente en la vida personal de los hijos de Dios y su presencia en la misión de la iglesia (Hechos 5.3-5; Romanos 8.26; Efesios 4.30).
- Creemos en la inspiración divina, la unidad, la infalibilidad, la preservación, y la autoridad final de las Escrituras como fueron dadas al principio, siendo la única fuente de fe y conducta para el ser humano (Isaías 8.20; Mateo 1.22; Juan 10.35; 14.26; 16.13; Gálatas 3.16; 2 Timoteo 3.16; 1 Pedro 1.19-21).
- Creemos en la existencia de ángeles creados, que son mensajeros y ministros de Dios que ejecutan los propósitos recibidas directamente de Él. Los ángeles no tienen el poder de curar o bendecir y que los ángeles no reciben órdenes o peticiones de los hombres, sino solamente de Dios (Génesis 22.11-12; 22.15-18; Éxodo 3.2; Salmos 34.7; Hebreos 1.14).
- Creemos en la existencia de Satanás, un ser espiritual contrario a los propósitos de Dios y la existencia de seres espirituales rebeldes que siguen los propósitos, es un ángel caído, el autor del pecado y el que causó la caída; es el dios de este siglo, “el príncipe de la potestad del aire” y el declarado enemigo de Dios y el hombre; su destino es eterno castigo en el lago del fuego (Ezequiel 28.1-19; Job 1.6-9; 2 Corintios 4.4; Mateo 4.1-11; Santiago 4.7; Apocalipsis 20.10).
- Creemos en la creación del mundo (el universo) a través de la Palabra, pues todo lo que existe vino a existir por la obra creativa de Dios (Génesis 1.1-3; 31; Juan 1.2,3; Hebreos 1.2; Job 26.13; Romanos 1.20; Colosenses 1.16)
- Creemos en la creación natural del hombre a imagen y semejanza de Dios, dotado de toda la capacidad para ser el mayordomo de la creación. La inocencia original del ser humano, que se mantuvo hasta el momento de su caída (Génesis 1.26, 27; 2.16, 17)
- Creemos en la culpabilidad individual del pecado, siendo cada ser humano responsable de sus propios actos. La inexistencia del pecado original y la exculpación de los recién nacidos; si bien en su naturaleza está el germen del pecado, que solo se desarrolla cuando es dueño de su voluntad (Ezequiel 18.20; Efesios 2.1-3; Mateo 19.13-15; Romanos 3.23).
- Creemos en la salvación por gracia en Cristo y la regeneración del hombre a través del Espíritu Santo, la cual se logra por medio de la fe, el arrepentimiento, la confesión de fe y el bautismo (inmersión) en agua para perdón de pecados (Efesios 2.8-10; 1 Pedro 1.18, 19; Marcos 16.16; Hechos 2.38, 39; 17.30).
- Creemos en la existencia y la permanencia de la Iglesia, apostólica y universal fundada por Cristo y conformada por todos los redimidos desde Pentecostés hasta la segunda venida de Cristo (Isaías 2.1-4; Daniel 2.44; Mateo 16.18; Hechos 2.41-47; 20.28; Hebreos 12.28). Las iglesias locales son gobernadas por pastores y diáconos, siendo cada congregación independiente sin ninguna dependencia de una organización central (Hechos 20.28; 1 Timoteo 3.1-13; Tito 1.5-9) y la observancia de la Cena del Señor cada primer día de la semana (Hechos 20.7; 1 Corintios 11.23-26).
- Creemos en el reinado de Cristo en esta dispensación cristiana que precede su segunda venida, ya que la tierra será destruida al venir Cristo “como ladrón en la noche” (2 Pedro 3.9-13). El Reino de Dios fue establecido en el día de Pentecostés, siendo la iglesia una manifestación auténtica del Reino celestial en la tierra (Marcos 9.1; Colosenses 1.13). La expectación del regreso personal del Señor Jesucristo con sus santos ángeles para resucitar a todos los muertos a fin de llevar a todos sus santos a la eternidad, y condenar a todos los impíos en el gran juicio de Dios (Juan 5.28, 29; Hechos 1.10, 11; 1 Tesalonicenses 1.9, 10; 4.16, 17; Apocalipsis 1.7).